El grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Granada ha alertado del “alto riesgo” que supone la entrada en funcionamiento del metro para los invidentes y ha demandado una vez más la convocatoria urgente de la comisión permanente del Observatorio de Movilidad para tratar éste y otros asuntos relacionados con el sistema de transporte público. “Debemos ponernos en el lugar de los demás para calibrar las dificultades a las que se enfrentan ciertos colectivos y prevenirlas, además de para poder alcanzar una integración real”, ha asegurado el portavoz del grupo municipal de Cs, Manuel Olivares, tras la reunión mantenida junto a la concejal María del Mar Sánchez con representantes de la ONCE.
Según ha apuntado el portavoz, la concepción actual del metro presenta numerosos puntos conflictivos en sus cruces al no contar con ningún borde o cambio de textura que permita el paso de las personas con movilidad reducida y que, a su vez, sirva de señal para que los invidentes conozcan que están cruzando una vía y dónde se encuentran. Asimismo, ha señalado el problema que suponen las calles de plataforma única, es decir, aquellas que no cuentan con acerado, ya que “las personas invidentes desconocen su están en el extremo o no de la misma, llegando en ocasiones incluso a colisionar con coches eléctricos que les son imperceptibles”, algo que también es extensible a los carriles bici.
Olivares y Sánchez han incidido en la importancia de garantizar la accesibilidad en las máquinas expendedoras de billetes de metro, para lo que han argumentado la posibilidad de crear aplicaciones móviles que puedan ser utilizadas por las personas invidentes a través de sus teléfonos accesibles. Junto a esto, han lamentado las pocas posibilidades de accesibilidad que permiten actualmente las máquinas de la LAC, que convierten la acción de sacar un billete en algo prácticamente imposible.
En un sentido paralelo, Olivares también ha querido señalar el reto de futuro que supone la elección de un pavimento adecuado para la ciudad y ha expuesto el peligro de un material como el granito, que recubre todo el centro de Granada, y que a los diez años se convierte en un material resbaladizo que aumenta enormemente el riesgo de sufrir caídas y accidentes.